El Servicio Municipal de Arqueología y Patrimonio Histórico se puso inmediatamente en contacto con Pedro López, presidente de Chocolates Valor, para estudiar la conveniencia de recuperar la pieza. Comprobado su interés, Chocolates Valor y el Ayuntamiento unieron esfuerzos para recuperarla y trasladarla a los laboratorios de restauración de Vilamuseu, con permiso de su propietario, Antonio Uris.
La cámara estaba en su lugar original. La pequeña fábrica de Chocolates Uris ocupó los bajos del inmueble entre aproximadamente 1953 y 1978. Con la llegada de la electricidad a la Vila a finales del siglo XIX, se fueron sustituyendo los antiguos secaderos (galerías subterráneas para enfriar el chocolate) por estas cámaras refrigeradoras. Eran grandes armarios con ranuras para introducir bandejas con el producto, que se cerraban de forma estanca para mantener la temperatura. Una vistosa máquina eléctrica (también recuperada) enfriaba el interior.
Vilamuseu ha realizado una exhaustiva entrevista en vídeo a Antonio Uris, para recuperar la información histórica y etnográfica de la fábrica, así como a Dominga López y a Antonio López, veteranos del sector que también trabajaron con piezas como esta. También ha recogido otros objetos de la fábrica, donados por el Sr. Uris al museo, y ha preparado la cámara para su traslado. Chocolates Valor ha aportado su asesoramiento y, especialmente, los servicios de dos empresas que, bajo la dirección del departamento de restauración de Vilamuseu, han demolido los tabiques a los que se adosaba la pieza y la han transportado a los laboratorios del museo. Esta ha sido la tarea más difícil y delicada por su gran envergadura. Ahora va a comenzar de inmediato su restauración, ya que, a pesar de encontrarse en muy buen estado para su antigüedad, la madera presenta ataques de insectos xilófagos. La empresa promotora, Vitania, y los agentes inmobiliarios José Giner y Marta Quesada, también han colaborado en la coordinación con la propiedad.
Esta acción ha supuesto un paso más en la colaboración entre el Ayuntamiento y Chocolates Valor, que tuvo sus primeros frutos con la creación en 1998, en la propia fábrica, del Museo Valenciano del Chocolate, cuya dirección técnica ostenta Vilamuseu gracias a un convenio entre ambas entidades.