Este animoso pintor valenciano ya había iniciado a mediados de los setenta una prometedora trayectoria en el campo de la pintura mural y las artes visuales. Sus figurativas composiciones de crítica social y unas novedosas propuestas paisajistas pudieron verse en sus exposiciones en la Casa de la Cultura de Villajoyosa en 1975 y 1977. Pronto se integró con firmes lazos familiares y de amistad en nuestra ciudad, donde se jubiló en 2010 como catedrático de Dibujo del Instituto La Malladeta.
Alrededor de 1980 comenzó esta importante serie sobre el mar apoyándose en el uso magistral del aerógrafo. Llorenç, mediante imágenes hiperrealistas y atractivas paradojas visuales, reclamó la inmensa belleza del mar antes de ser contaminado por tantas acciones irreflexivas. Poco a poco fue poblando ese espacio simbólico con danzas de peces y arcoíris sobre las olas. También con arquitecturas marinas, puertos imaginarios y acantilados esculpidos por la brisa.
Su interés por los aspectos de difusión de la obra de arte le llevó a interesarse por el grabado calcográfico y, más tarde, por las estampaciones serigráficas. Varias de estas obras seriadas aparecen en la exposición, así como algunas de las planchas metálicas con el correspondiente instrumental utilizado y otros elementos dispuestos en vitrinas para facilitar los aspectos didácticos en las visitas.
A mediados de los ochenta, con una decidida gestualidad en el trazo y una actitud neoexpresionista, Llorenç volcó todo tipo de emociones sobre nuevas figuras: habitantes marinos, arlequines con pez, buceadores en zambullida, nadadoras veloces que hacen vibrar el agua y bañistas desvanecidas que se dejan deslumbrar por el abismo en medio de algas y peces. Fue también una renovada apuesta por la pintura, con formatos algo mayores.
Desde los años noventa continuó su investigación plástica sobre superficies y fondos marinos, enriqueciendo los valores de colores y texturas con papeles previamente grabados. Es una etapa en la que coincidió su importante dedicación al ámbito del diseño, actividad que continuó durante la siguiente década. En este sentido cabe recordar también a Llorenç como diseñador y colaborador de montajes expositivos sobre el patrimonio arqueológico de Villajoyosa, como el del MARQ en 2011
Esta exposición en Vilamuseu, continuadora de la que el Museo de la Universidad de Alicante (MUA) le dedicó en 2014, muestra parte de la valiosa trayectoria artística de un autor cercano y poco dado a discursos trascendentes sobre su obra y, menos aún, sobre su manera de entender el mundo. A él le bastaba con vivirlo, con dejarse seducir por el mar y con mostrar su joie de vivre mediante sugerentes formas y colores. La muestra, comisariada por José Piqueras, estará abierta al público hasta el 17 de septiembre de 2017.