La primera sorpresa no se ha hecho esperar: al abrir la primera caja para comenzar a planificar los trabajos ha aparecido una cajita con los negativos de cristal de las fotografías que Antonio Linares hizo de las excavaciones del Padre Belda en la villa monumental romana de Torre la Cruz. En ellas aparecen los mosaicos y las tallas murales hoy expuestos en el Marq (Museo Arqueológico de Alicante), en el momento de su descubrimiento, y al propio director del Museo Provincial, el Presbítero José Belda. Corrían los años 1946 y 1947.
Se trata de un documento gráfico inédito y de gran interés para la historia de la arqueología valenciana, y a la vez de un documento que ayudará a conocer mejor este importante yacimiento, una de las villas romanas más espectaculares que se conocen en tierras valencianas. De hecho, su compleja decoración de tallas en yeso con motivos geométricos y de figuras humanas y animales, que aparece en alguna de las fotografías, es única en la Península Ibérica y ha sido objeto de encendidos debates científicos sobre su fecha tardo romana o su pertenencia a un posible palacio islámico.
Las fotografías de Linares son mucho más que un documento gráfico: son en sí mismas obras de arte, instantáneas calculadas para guardar una composición perfecta, atendiendo a cada detalle de la luz, al encuadre o los elementos que aparecen en ellas. Buena prueba es la fotografía del Padre Belda con su proverbial sotana, sentado sobre un testigo de tierra, concentrado mientras toma notas junto al hipocausto de los baños termales de la villa; detrás dos operarios excavando, y al fondo el olivar de la huerta vilera.